El Sacramento del Bautismo nos introduce a la vida divina, nos limpia del pecado, y nos inicia como miembros de una comunidad Cristiana. Es el pilar de la vida sacramental.
En el Sacramento del Bautismo, el celebrante dice una oración sobre el agua:
Padre Celestial, mira ahora con amor a tu Iglesia, y abre el sello de la fuente del Bautismo. Por el poder del Espiritu Santo dale la gracia de tu Hijo a esta agua, para que en el Sacramento del Bautismo, todos los que fueron creados en tu imagen y semejanza sean limpiados del pecado y sean levantados a un nuevo bautismo de inocencia por medio del agua y del Espiritu Santo. (Iniciacion Cristiana de los Adultos, #222A)
El Bautismo nos libera de las ataduras del pecado original y propio pecado. Se vierte agua sobre la persona en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espiritu Santo. Hoy, el Sacramento del Bautismo es conferido a los infantes, rapidamente despues de haber nacido. El Bautismo de adultos toma lugar durante la Vigilia Pascual atravez del Rito de Iniciacion Cristiana para Adultos. Los adultos y niños que han sido bautizados en una forma valida por una iglesia Cristiana no pueden ser bautizados de nuevo en la Iglesia Catolica. Como esta estipulado en el Credo de Nicea, "Yo confieso que hay un solo Bautismo para el perdon de los pecados…”
El Catecismo enseña:
"El fruto del Bautismo, o la gracia bautismal, es una gran realidad que incluye el perdon del pecado original y de todos los pecados personales, nacimiento a una nueva vida por el cual el hombre se convierte en hijo adoptivo del Padre, un miembro de Cristo y templo del Espiritu Santo. Por este simple hecho, la persona bautizada es incorporada a la Iglesia, el cuerpo de Cristo, y por ende comparte el sacerdocio de Cristo" (CCC 1279).
Mientras en circunstancias ordinarias, los Sacramentos de la Iglesia Catolica son administrados validamente por un miembro ordenado del clero, y en caso de una situacion de emergencia, el Sacramento del Bautismo puede ser administrado por cualquier persona creyente en la Fe.
En caso necesario, cualquier persona creyente en la Fe puede bautizar proviendo que la persona tiene la buena intencion de hacer lo que la Iglesia manda y hace y vertir agua sobre la cabeza de la persona y al mismo tiempo diciendo: “Yo te bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espiritu Santo" (CCC 1284).
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